Algunos datos necesarios para comprender la importancia de la Central de Abasto


Misión y visión

En la Central de Abasto (Ceda) se busca proveer de manera responsable, oportuna y eficiente insumos alimenticios y demás bastimentos a los compradores mayoristas y minoristas del Valle de México y la república mexicana.

Puesto que constituye el principal centro de abastecimiento de alimentos del país, es deber de la Ceda fundar un modelo mercantil ejemplar. Para ello se procura concretar relaciones comerciales que prioricen el aprovechamiento sustentable de la naturaleza, así como justicia y seguridad para productores, intermediarios y consumidores.



Un mercado importante capaz de alimentar a millones de mexicanos

La Central de Abasto es el complejo mayorista más grande del mundo. Tiene una superficie construida de 327 hectáreas —lo que equivale a 51 veces el Zócalo capitalino— y está conformada por ocho sectores especializados: Abarrotes y Víveres; Frutas y Legumbres; Flores y Hortalizas; Subasta y Productores; Envases vacíos; Aves y Cárnicos; Zona de Pernocta y Bodegas de Transferencia.

La Ceda recibe alimento capaz de abastecer a más de 22 millones de personas en un solo día. Hoy es el principal y más grande mercado de consumo para miles de pobladores en México y otros tantos en el mundo, así como una de las principales fuentes de trabajo. Se compone, entre muchos otros productos, de frutas, legumbres, flores, hortalizas, víveres, abarrotes, carne y lácteos.

El valor de su operación comercial de compra y venta asciende aproximadamente a 9000 millones de dólares anuales, cifra sólo superada por el mercado bursátil en la Bolsa Mexicana de Valores.

Se considera como el eje rector alimentario del país, donde llegan productos hortofrutícolas de al menos 24 estados de la República Mexicana y es un punto de referencia obligado para la determinación de los precios, pues comercializa el 30% de la producción nacional.

Historia

La Central de Abasto cuenta con una amplia historia social, cultural y económica, pues en sus 327 hectáreas de construcción hay una tradición milenaria que se remonta a la época prehispánica.

Aunque la creación de la Ceda fue con motivo por la alta demanda comercial y la falta de espacios en los mercados del Volador y La Merced, la Central de Abasto también fue concebida con el objetivo de evitar complicaciones de movilidad en el Centro de la Ciudad de México y también para impulsar el desarrollo urbano al oriente de la capital.

En la época prehispánica el mercado de Tlatelolco era el más grande del continente; en los tiempos de la Colonia el almacenamiento y el abasto de la Nueva España se iniciaron con la puesta en funcionamiento de los mercados de San Juan, San Hipólito y Santiago, siendo el primero el más importante, ya que era el lugar en donde se comercializaban la mayoría de los productos que se consumían entre los habitantes locales y los provenientes del país europeo.

En 1692, esos centros de comercio fueron removidos del lugar en el que se encontraban y trasladados al nuevo mercado conocido como el Parián, que fue construido en 1703.

En el México independiente surgieron otros mercados que sustituyeron al Parián, como el Mercado del Volador y La Merced.

En 1865 el Mercado de la Merced se convirtió en el principal centro de intercambio de productos, consolidándose hasta la década de 1970, cuando la demanda excedió la capacidad del sitio.

En 1903 los mercados de La Merced y San Juan tenían el mayor número de locatarios en la ciudad: 618 puestos, a diferencia de sólo 561 que sumaban los puestos de siete mercados que les seguían en importancia. La cercanía de La Merced con los puertos principales del Canal de la Viga la convertían en un lugar privilegiado para el almacenamiento de legumbres, cereales, carnes, animales de caza, huevo, derivados de la leche, pescado y frutas, principalmente. Desde allí se distribuía el abasto a los demás mercados de la ciudad a finales del siglo XIX.

La Merced, ya remodelada, fue reinaugurada por Porfirio Díaz en 1890. Se le consideró el gran mercado por excelencia durante siete décadas, testigo de la modernización y el crecimiento urbano. De los 700 mil habitantes que tenía la Ciudad de México en 1900, pasó a casi millón y medio en 1930 y a 3 millones en 1950.

Durante la década de 1950, el mercado de La Merced empezó su gran auge como centro introductor y distribuidor mayorista, pues allí estaban los embarcaderos hasta donde llegaban las mercancías por la vía fluvial. También en esa década los productos nacionales comenzaron a participar en una subasta especulativa sin precedente. El almacenamiento suscitaba el control de los precios de la oferta y la demanda, y los productores directos se convirtieron en acaparadores de la distribución. Además, el excesivo crecimiento de la población en el siglo XX provocó graves problemas de salubridad, seguridad y congestionamiento de vehículos en la zona, por lo que La Merced resultó insuficiente.

En julio de 1969 se hizo del dominio público que el gobierno estaba desarrollando un proyecto para crear un nuevo centro de abasto alejado del primer cuadro de la ciudad y estratégicamente ubicado, en cuya construcción los bodegueros de La Merced aportarían parte del capital.

Durante tres diferentes sexenios se intentó llevar a cabo la relocalización de este gran mercado, y cada proyecto involucró una distinta dependencia, local o nacional. El primer proyecto fue elaborado por el Banco Nacional de Obras Públicas (Banobras); el segundo, por la Comisión de Desarrollo Urbano del País (Codurpa); y el último, por la Comisión de Desarrollo Urbano (Codeur).

Para la ubicación de la nueva Central de Abasto se tenían cinco alternativas: terrenos de la SCT en Zaragoza; los de la Calzada México-Tulyehualco-Xochimilco; los del Estado de México, entre Cuautitlán y Ecatepec; los de Santa Catarina, entre Cuautitlán, Iztapalapa y Chalco; así como las chinampas en Iztapalapa, que finalmente fueron elegidas para su construcción y desarrollo.

Sin embargo, en 1930 Iztapalapa era una pequeña comunidad rural, pero a partir de 1950 llegó una gran cantidad de migrantes que al no encontrar espacios céntricos de vivienda se dirigieron a lugares aledaños. La construcción de la Central de Abasto en la zona de chinamperías de esta demarcación fue acompañada de un plan de reordenamiento urbano, el cual comprendía la creación de los Ejes Viales para un mejor desplazamiento dentro de la ciudad. La alcaldía durante décadas ha sido la principal reserva territorial para el crecimiento urbano de la ciudad y ha cumplido una importante función en la redistribución de la población al alojar una proporción muy significativa de la construcción de nueva vivienda.



Luego de mucha espera, el proyecto se concretó

La iniciativa se formalizó el 17 de abril de 1970, cuando se declaró de utilidad pública la construcción de la Central de Abasto para la Ciudad de México. De manera conjunta, se decretó la expropiación de un predio de aproximadamente 327 hectáreas, conocido como “Zona de Chinamperías”, ubicado en la hoy alcaldía Iztapalapa. El terreno expropiado limitaba al norte con los tiraderos de basura de Santa Cruz Meyehualco, con la Avenida Plutarco Elías Calles y el Ferrocarril Río Frío; al oriente, con la Calle 71; al sur, con la Calzada Ermita Iztapalapa y, al poniente, con la Calzada de La Viga.

El siguiente paso legal ocurrió en el año 1970, cuando se desincorporaron del dominio público dichos terrenos y le fue autorizado al entonces Departamento del Distrito Federal realizar los actos inherentes a la edificación de una central de abasto.

En enero de 1976 se decidió retomar el proyecto. Se planteó la edificación simultánea en dos predios que sumarían más de 800 hectáreas; el ya mencionado de la “Zona de Chinamperías” y otro perteneciente a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, situado cerca de la Calzada Ignacio Zaragoza, también en Iztapalapa.

A finales del mismo año se anunció que la nueva Central constaría de 83 bodegas, de las cuales 54 serían para mayoristas de frutas y legumbres, y 29 para abarrotes; además de un centro de administración e información, dos pabellones para mayoristas de carne con un frigorífico, cuatro pabellones para productores independientes, un depósito de envases vacíos y una garita de control de acceso y salida.

El 29 de junio de 1977 se publicó en el Diario Oficial un Acuerdo del Ejecutivo Federal, mediante el cual se creó la Comisión de Desarrollo Urbano del Distrito Federal (Codeur), a la que se encomendaría más adelante la construcción y operación de la Central de Abasto.

De acuerdo con la Codeur, cuyo director era Patrocinio González Garrido Blanco terminó fungiendo como responsable del diseño de la Central de Abasto de la Ciudad de México de 1978 a 1982, los beneficios que se esperaban con la ubicación de la central en este nuevo espacio eran:

  • Disminución en los costos de llegada para el transporte de carga.
  • Disminución notable en el congestionamiento vial en el centro de la ciudad.
  • Regeneración de 53 manzanas, comprendidas dentro de la revitalización del centro
  • histórico de la Ciudad de México.
  • Acabar con los intermediarios, respecto a los productos perecederos y los costos de estos.


Un ambicioso proyecto arquitectónico

En marzo de 1981 iniciaron los trabajos de construcción de la Central de Abasto. Poco después se firmaron los protocolos del contrato del Fideicomiso para la Construcción y Operación de la Central de Abasto del Distrito Federal, mediante la escritura pública número 11 con fecha 7 de julio, ante el notario público 125 del entonces Distrito Federal. El instrumento referido quedó asentado en el Registro Público de la Propiedad con folio real 227745 y fecha 9 de julio de 1981, con una duración de 99 años al término de los cuales la propiedad sería devuelta al hoy Gobierno de la Ciudad de México, conjuntamente con las construcciones que al efecto se hubieran realizado. A los usuarios se les otorgó el derecho de uso, aprovechamiento del predio y de las construcciones que se efectuaron.

La Central de Abasto fue concebida como una figura hexagonal, ligeramente deformada, cuyo eje central mide 2 mil 250 metros, y en cuyos extremos se localizan las entradas y salidas. Para no repetir los problemas de distribución y espacio que existían en La Merced, se determinó con precisión el número de bodegas que deberían construirse y la superficie de cada una de ellas.

El proyecto arquitectónico, llevado a cabo por el Arquitecto Abraham Zabludovsky, contempló 327 hectáreas; la primera etapa abarcó 150 hectáreas y consistió en la construcción de 40 naves con mil 741 bodegas. Las bodegas se dividieron en dos grandes bloques: la zona de frutas y legumbres (mil 437 bodegas) y la zona de abarrotes y víveres (304 bodegas). Ambos tipos de bodegas se diseñaron con una doble vialidad: la primera, para camiones cargueros con estacionamiento; la segunda consistente en un andén de carga y descarga para mercancías. Se incluyeron espacios para almacenamiento y maduración, y un pasillo central para la exhibición, compra, venta y acarreo. Las azoteas de las crujías de servicios complementarios se acondicionaron como estacionamientos para automóviles, lo que permitió dar una doble función a esos inmuebles.

El 21 de noviembre de 1982 los comerciantes de La Merced se trasladaron a la nueva Central de Abasto. Los operativos iniciaron a la medianoche de ese día; al mismo tiempo se estableció un cerco en las inmediaciones de La Merced, con el fin de impedir el paso de los camiones que abastecían a los mayoristas. Gracias a estas maniobras se logró reubicar a casi 2 mil 900 bodegueros con tal efectividad que a las nueve de la mañana del domingo 22 el 60% de los comerciantes de mayoreo ya se encontraba en la Ceda. La nueva Central de Abasto fue inaugurada el 22 de noviembre de 1982 por el presidente de la República, José López Portillo, y el regente del Distrito Federal, Carlos Hank González.

La actividad comercial se inició en las áreas de Frutas y Legumbres, Abarrotes y Víveres, el andén de Subasta y Productores, y el mercado de Envases vacíos. Los productos que originalmente fueron aprobados para expender al mayoreo y medio mayoreo fueron: legumbres, hortalizas, frutas y flores; también abarrotes, granos y semillas, avícolas, pecuarios, piscícolas, lácteos y otros. Debido a que la zona de abarrotes carecía de techos y cortinas en la fecha de inauguración, algunos comerciantes del sector no se cambiaron sino hasta enero de 1983.

Dos meses después de haber sido inaugurada la Central de Abasto ya se vendían en sus instalaciones 13 mil toneladas de alimentos todos los días, con operaciones monetarias que superaban los 400 millones de pesos y con un flujo diario de 80 mil personas.

La importancia de la primera oleada de comerciantes que llegó a la Ceda queda de manifiesto si se considera que para 1987 el grupo de vendedores de perecederos tuvo una injerencia (total o parcial por tipo de producto) en al menos el 90% de los artículos de este ramo (frutas, legumbres y hortalizas); a la par, el grupo de abarroteros manejaba alrededor del 50% de la oferta y la demanda de estos productos (granos, semillas, productos industrializados, huevo, lácteos).

Durante esta primera etapa también se construyó la zona de Subasta y productores, con una capacidad para alojar 770 camiones con productos que no estuvieran asignados a algún mayorista o intermediario, pretendiendo que el artículo se vendiera directo al comprador, la cual ha dejado de funcionar paulatinamente hasta ya no ser reconocible el objetivo original.

En una segunda etapa se planeó la construcción de:

  • Mercado de pescados y mariscos.
  • Mercado de flores y hortalizas.
  • Mercado de aves, huevo y carnes.
  • Almacenes de depósito.
  • Mayor capacidad de almacenamiento en frio.
  • Zona de transferencia adicional


Segunda etapa de la construcción

La segunda etapa se ha dado en diferentes momentos y con muy poca fuerza a lo largo de los últimos 35 años. No se cuenta con planos arquitectónicos, debido a la falta de cuidado en el registro del proceso de construcción.

Durante esta segunda etapa se creó el Mercado de Flores y Hortalizas en el Canal de la Viga en una estación terminal, donde se realizaban operaciones de carga y descarga de flores, legumbres, frutas y granos que llegaban de las zonas de cultivo.

El crecimiento demográfico y desordenado en 1957 llevó a que el entonces Departamento del Distrito Federal construyera el Mercado de Jamaica. Los sismos de 1985 causaron daños en sus instalaciones, esto obligó a las autoridades de la ciudad a trasladar a los comerciantes mayoristas y medio mayoristas a la Central de Abasto y ubicarlos en la Zona de pernocta.

La construcción del el Mercado de Flores y Hortalizas fue en 1987, por lo que tiene un desfase con el resto de infraestructura dedicada a la actividad comercial.

Su principal objetivo fue la instalación de espacios para comerciantes:

1) del Mercado de Jamaica que fueron desplazados por el temblor de 1985.

2) del Mercado de la Merced que ocupaban la zona conocida como “Subasta” desde 1984.


La infraestructura del mercado se realizó con la aportación de financiamiento del Departamento del Distrito Federal y el Banco Mexicano de Somex, S.N.C., durante el periodo de la nacionalización de la banca (1982-1994).

Tercera intervención con mira hacia la sustentabilidad

Tuvieron que pasar más de tres décadas para que la Central de Abasto recibiera otra intervención en su infraestructura, sin embargo, a diferencia de otros momentos, en estas modificaciones se llevó como objetivo integrar la tecnología, hacer sustentable el mercado mayorista y ayudar al medio ambiente.

Algunos de los proyectos que se han implementado son para aprovechar los recursos con los que cuenta la Ceda y a su vez mejorar la estructura, pues el objetivo es hasta sacar lo mejor de las 561 toneladas de basura que se generan todos los días.

En la Ceda pasan tanto tiempo los comerciantes y los trabajadores que por ese motivo, en coordinación con el Gobierno de la Ciudad de México, se construyó un Punto de Innovación, Libertad, Artes, Educación y Saberes (Pilares), en el que pueden seguir estudiando y preparándose para salir adelante.

Estos son los proyectos que se han venido impulsando por el bien de la comunidad de la Central de Abasto:

  • Sustitución de la red de drenaje
  • Pavimentación de vialidades y patios de maniobra.
  • Construcción de la planta de Biodiésel.
  • Implementación de un Biodigestor anaerobio.
  • Edificación de un Punto de Innovación, Libertad, Artes, Educación y Saberes (Pilares).

Sin embargo, estos son sólo algunos de los proyectos que ya se vienen implementado desde el 2020 a julio de 2021 en la Central de Abasto y se prevé que en los siguientes años haya más modificaciones para beneficiar a los comerciantes, trabajadores y visitantes, pues todos forman parte de esta gran comunidad

Estructura y Directorio Institucional


Administración General

Sus funciones principales son las de coordinar, organizar y vigilar el desarrollo de las actividades derivadas de la administración de los recursos humanos, financieros y materiales con que cuenta el Fideicomiso de la Central de Abasto de la Ciudad de México (Ficeda), así como las funciones relacionadas con el cuidado y mantenimiento de la infraestructura de este mercado, la seguridad y protección civil, la prestación de los servicios y el cumplimiento de la normatividad aplicable
Tel. 56946099




Coordinación de Planeación y Desarrollo

Se encuentra conformada por las gerencias de Planeación y Evaluación, Desarrollo Comercial y Sistemas. Dentro de sus principales funciones está promover la modernización comercial en beneficio de los participantes, comerciantes y consumidores de la Central de Abasto, así como coordinar los procesos de evaluación de los programas de trabajo de las distintas coordinaciones del Ficeda y coadyuvar en la toma de decisiones.
Tel. 5694 0186




Coordinación de Administración

Su estructura está compuesta por las gerencias de Recursos Humanos y Recursos Materiales; sus principales funciones son las de coordinar, organizar y controlar las actividades derivadas de la administración de los recursos humanos, financieros y materiales con que cuenta el Fideicomiso de la Central de Abasto.
Tel. 5694 3517 y 5694 3574 Ext. 123




Coordinación de Finanzas

Está integrada por las gerencias de Tesorería y Contabilidad y Presupuesto, sus principales funciones son las de garantizar la adecuada captación y aplicación de los recursos financieros, así como la elaboración del presupuesto anual de gasto corriente e inversión del Fideicomiso.
Tel. 5694 3664 Ext. 105



Coordinación de Normatividad y Asuntos Jurídicos

Su estructura está compuesta por tres gerencias: Asuntos Jurídicos, Normatividad Comercial y Control de Mercados. Sus principales funciones son las de coordinar la administración y el funcionamiento de los mercados que operan en este centro de abasto y hacer cumplir y vigilar que la actividad comercial se lleve a cabo con base en las disposiciones previstas en el Reglamento Interior de la Central de Abasto, las normativas que emanan del Comité Técnico y de Distribución de Fondos y demás ordenamientos legales aplicables.
Tel. 5694 8415 y 5694 7092



Coordinación de Operación

Está conformada por las gerencias de Ingeniería y Mantenimiento, Limpia, Transporte y Equipo, y Técnica de Comisiones, sus principales funciones son las de garantizar y mantener en el nivel óptimo la infraestructura y ecología de la Ceda; regular el transporte de carga y pasaje en lo referente a la ubicación de bases en lanzaderas y cabeceras, así como lo relativo al manejo y cobro de los ingresos generados por el acceso vehicular y los servicios básicos y complementarios otorgados al público en general.
Tel. 5694 3694 y 5694 6057 Ext. 18



Coordinación de Seguridad, Vialidad y Protección Civil

Integrada por las gerencias de Seguridad, Ingeniería Vial y Protección Civil, sus principales funciones son las de coordinar con las demás corporaciones destacamentadas en el Ficeda los operativos que en materia de seguridad, vialidad y protección civil se tienen establecidos en forma permanente, así como con la Dirección General de Protección Civil del Gobierno de la Ciudad de México, a fin de salvaguardar la integridad física y la seguridad patrimonial de la población que participa en la actividad comercial de la Central de Abasto.
Tel. 5694 6938 y 5694 1290 Ext. 21

Comité Técnico

Conformación de un Comité Técnico que garantice las actividades dentro de la Central de Abasto

En el contrato Fideicomiso para la Construcción y Operación de la Central de Abasto de la Ciudad de México se establece que el órgano de gobierno de la Ceda lo constituye el Comité Técnico y de Distribución de Fondos, el cual se encuentra integrado proporcionalmente por representantes del sector privado, así como del Gobierno de la Ciudad de México.

En la cláusula décima del contrato del fideicomiso se establece que la Central de Abasto contará con un administrador General que será designado precisamente por el Comité Técnico a partir de la terna que, para tal efecto, proponga el jefe del Departamento de la Jefatura de Gobierno, cuyas funciones le serán determinadas por el propio Comité. Por otra parte, y para regular el desarrollo de las actividades dentro de la Ceda, se propuso y fue aprobado el Reglamento Interior de la misma, el cual en su articulo 12, fracción tercera, reitera la potestad de dicho Comité en los términos señalados anteriormente y, en la cuarta, la de determinar las funciones y facultades generales y especificas del administrador general.

Con la finalidad de generar un mayor grado de eficiencia en el desarrollo de las actividades, en la 78 Reunión de Trabajo del Comité Técnico, con fecha 7 de marzo de 2013, se aprobó el Programa de Reordenamiento Administrativo, que incluye la modificación a la estructura orgánica del Fideicomiso, en la que se crean tres gerencias, Seguridad, Ingeniería Vial y Protección Civil, adscritas a la Coordinación de Seguridad, Vialidad y Protección Civil; se modificó la nomenclatura de la Coordinación de Normatividad Comercial y Asuntos Jurídicos por Coordinación de Normatividad y Asuntos Jurídicos, y se separaron la Coordinación de Administración y Finanzas.

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